¿Y los vecinos dónde andan?
Por: Gustavo Andrés Campos Avendaño, Director del Centro de Investigaciones de la Facultad de Matemáticas e Ingenierías e integrante del grupo de astronomía Astro-K.
Crecí en un pueblo, en donde, como coloquialmente llaman por estas latitudes, se iba la luz frecuentemente. Dicha situación me permitió en repetidas ocasiones alzar la vista y contemplar la bóveda celeste en todo su esplendor, algo difícil en las grandes urbes hoy en día. Por la misma época, tuve la oportunidad de leer el libro Cosmos de Carl Sagan (bueno, admito que también vi la serie en full VHS). Esta combinación de eventos hizo despertar en mi un interés especial por los temas que competen a este blog.
Entre las inquietudes que me surgieron en aquella época, y que me siguen acompañando, está el cómo surgió la vida en la tierra y la posibilidad de encontrarla en otros planteas, o cómo se define científicamente, la astrobiología. La astrobiología explica la evolución estelar, planetaria, química, geológica y biológica y extrapola estos conceptos a otros posibles ambientes planetarios donde pudo haber surgido la vida, está surgiendo o estará por aparecer¹. Pero, ¿cuántos de esos “otros posibles ambientes planetarios” pueden llegar a albergar vida?. Vamos por partes.
Los astrónomos estiman que en la Vía Láctea hay entre 100 mil y 400 mil millones de estrellas. Ahora bien, se puede afirmar que hay tantas estrellas en la Vía Láctea como galaxias en el universo observable. Así, estamos hablando de unas 10000000000000000000000000 (dejo al lector la pronunciación de este bonito número) de estrellas, es decir 1024 estrellas en todo el universo observable. Estudios más conservadores estiman solamente 1022 estrellas. De esas estrellas ¿cuántas se parecen a nuestro sol?, es decir, cuantas son de tipo solar (G). Pues se estima entre un 5% y un 10% de las estrellas están en dicha categoría. Siguiendo con nuestra tendencia conservadora, el 5% de 1022 no es sino 5000000000000000000000 de estrellas similares a nuestro sol en todo el universo observable. Según Petigura et al.² el 22% de dichas estrellas tienen un planeta orbitándolo en condiciones similares a como lo hace nuestra tierra. En la Vía Láctea habrían unos 100 mil millones de planetas similares a la tierra.
Supongamos que de ese número de planetas parecidos al nuestro, un 1% llegó a desarrollar vida después de miles de millones de años de evolución, y que de esos, el 1% llegó a desarrollar vida inteligente. Esos 100000 vecinos (cifra muy conservadora) ¿dónde andan, dónde están?. El SETI (Search for Extraterrestial Intelligence) que los lleva buscando desde los años 70s no ha encontrado absolutamente nada.
Si hiciéramos un símil entre el ciclo de vida de una estrella como el sol y el de una persona, nuestro sol es un adulto joven, es una estrella de unos 4650 millones de años, y le quedan unos 7500 millones de vida aún. Se esperaría que existieran civilizaciones habitando planetas que orbitan estrellas de mayor edad, con miles de millones de años de adelanto tecnológico ¿Por qué no nos contactan?.
Las posibles explicaciones para estos cuestionamientos son de lo mas diversas, algunas bien fundamentadas, otras rozan la ciencia ficción. Por ejemplo, posibles extinciones masivas, que al igual como se han presentado en el pasado en nuestro planeta, se han de presentar en los demás, lo que impide la evolución de la vida hasta un nivel inteligente. Esto nos pondría en una situación especial como especie. Otras teorías proponen que, sí existen seres avanzados, pero que por distintas razones no nos contactan. Probablemente ellos estuvieron aquí en un pasado lejano y encontraron vida pero no inteligente, o nuestro desarrollo tecnológico es primitivo lo cual impide la comunicación, o simplemente ahí están, ocultos contemplándonos como un zoológico, o peor aún, somos su laboratorio de pruebas.
De cierta manera, las inquietudes aquí planteadas ya me surgían de niño, en la penumbra del potrero cerca de la casa de mi abuela, mientras observaba ese 1% de Vía Láctea, esa cienmillonésima parte de las estrellas que la componen. Y de haber sabido la real inmensidad del universo y de sus cantidades extraordinarias, probablemente mis objetivos profesionales habrían tenido otro rumbo, intentando encontrar los vecinos que no aparecen.
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REFERENCIAS:
Basado en un artículo de Tim Urban disponible en waitbutwhy.com/2014/05/fermi-paradox.html
¹ http://www.astrobiologia.org/astrobiologiacutea.html
² PETIGURA, Erik A.; HOWARD, Andrew W.; MARCY, Geoffrey W. Prevalence of Earth-size planets orbiting Sun-like stars. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2013, vol. 110, no 48, p. 19273-19278.